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La trampa del Mapa Del Continente Americano Sin Nombres

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Algo primordial que se puede desprender de la obra de los dos personajes, es que muchas de sus ideas evolucionistas y biogeográficas las consiguieron desde su trabajo en esos maravillosos laboratorios naturales que son las islas. Se han cometido a veces varios errores de interpretación respecto de la contribución que logró Darwin a la biogeografía. Muchos autores coinciden en asegurar que tanto las zonas Neártica como Paleártica en realidad son subregiones de una enorme zona llamada Holártica. Como es natural, la “división” entre todas las regiones está cierta primordialmente por sus elementos biológicos, y entre cada una existen zonas de transición que contienen elementos faunísticos que tienen la posibilidad de formar parte a 2 regiones vecinas, así como elementos propios y muy propios. Esta gran división es primordial en los estudios sobre distribución animal en la biogeografía sistemática.

De a poco, se fueron delimitando las grandes zonas biogeográficas de la vida animal. La zoogeografía es la una parte de la biogeografía que estudia las peculiaridades faunísticas de paisajes y regiones, la evolución y la dinámica actual de las áreas de distribución de los animales y sus relaciones mutuas y con la clase humana. En otras expresiones, la descripción y el análisis, en términos causales, de la distribución espacio-temporal de la vida animal. La biogeografía por norma general, y la zoogeografía particularmente, apoyadas por ciencias muy distintas, como la ecología, la paleontología, la geología y otras, no únicamente preguntan qué especies hay y dónde se encuentran; asimismo preguntan por qué y, tal vez lo más esencial, por qué razón no. Y hablando de vertebrados, ¿qué decir de los fríos eternos de los polos y de muchas de las más altas montañas?

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Normalmente, Latinoamérica corresponde al territorio a partir de México hacia Sudamérica donde la mayoría de la población charla español o portugués, en tanto la América anglosajona se ajusta a USA, Canadá, Alaska y ciertos países sudamericanos donde se habla inglés u otro idioma como el neerlandés. No obstante, hay que comprender que esta distinción es más cultural y carece de rigor científico. Los exploradores y científicos apostados en la Antártida asimismo van a poder aprovechar el mapa al planear nuevas rutas para las estaciones desde la topografía del mapa; eso los va a ayudar a sortear los terrenos mucho más peligrosos del continente. Para localizar un país, una isla o montaña en el mundo, también es necesario tener referencias; para esto existen las coordenadas geográficas, las que son líneas imaginarias que cubren la Tierra en forma de red, donde las verticales se los conoce como meridianos y las horizontales paralelos. Al no haber un número definido de continentes existe el eterno debate de si los latinoamericanos asimismo son americanos, al pertenecer a América.

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Esta imagen de arriba es un río de hielo que fluye entre dos montañas; es conocido como el glaciar sur del Valle Seco. Estas imágenes van a estar disponibles de forma gratuita para los científicos que las requieran para sus investigaciones. “Hasta la actualidad teníamos un mapa mucho más detallado de Marte que el de la Antártida”, dijo Howat. El aparato usó un total de 187.585 imágenes compendiadas a lo largo de seis años para hacer el mapa.

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Comprender este último concepto ayuda a entender mejor el planeta, junto con la aptitud de absorber más datos mucho más de forma rápida y tener generalizaciones culturales mucho más acertadas. La forma en que se aprecia la división del mundo es parte esencial de cómo organizar el saber del mundo, por lo que el hecho de que existan tantas diferencias enseña el descontento sobre el tema.

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Argumentar cosas como estas es el “negocio” de la biogeografía, el día de hoy una especialidad coherente por su propio derecho, cuya síntesis y unificación se logró hasta temporadas recientes. Si hubiésemos podido preguntar a individuos como Humboldt, Wallace o Hening qué es lo que eran, probablemente ninguno hubiese respondido “Soy un biogeógrafo”. Los científicos del siglo XIX se habrían considerado a sí mismos como naturalistas y los del XX se hubieran reconocido con una o más de las reconocidas disciplinas de su tiempo, entre ellas la sistemática, la ecología o la paleontología.

Al igual que en los continentes, existen distintas versiones y tienen diferentes impactos en la visión de todo el mundo. Si bien estas clasificaciones son algo arbitrarias y controvertibles, es importante tener una clasificación de todo el mundo por zonas que sirva como punto de inicio para más información, como pueden ser los países, etnias, arte, comida, origen étnico, negocios, etcétera. Estos aspectos hacen que la gente establezcan generalizaciones de los atributos de los continentes, por servirnos de un ejemplo, opinar que toda Sudamérica habla español, introduciendo Brasil, si bien no sea de este modo.

Su crónica evolutiva y distribución histórica –en buena medida producto del estudio de los fósiles– nos permiten tener una mejor imagen biogeográfica de estos poderosos y también esenciales animales en el tiempo. Algo afín ocurrió con los camélidos, conjunto del cual descienden las vicuñas, guanacos y llamas, el día de hoy tan característicos y cultural y económicamente esenciales en Sudamérica. Estos animales tuvieron su origen en Norteamérica y luego se desplazaron hacia Sudamérica al surgir el puente continental. Es difícil ver rinocerontes y jirafas en las zonas montañosas, como asimismo lo es imaginar cabras monteses o alces en las selvas de la zona ecuatorial. Poner orden en los entendimientos sobre la distribución de los animales fue una labor necesaria para los investigadores desde los albores de la biogeografía. Nuestro Alfred Russell Wallace se percató de ello mientras colectaba aves y otros animales en las islas del Archipiélago Malayo en 1856.

Lo cierto es que las respuestas a las cruciales cuestiones de dónde se encuentran, por qué y por qué razón no, por el momento no están desligadas de la presencia humana en la historia del mundo. Esta combinación de causantes (origen, tamaño, aislamiento y antigüedad) provoca que en las islas se distribuyan especies animales tan raras y fascinantes. No obstante, estas son las causas de que las especies isleñas sean tan débiles a la perturbación. El ejemplo mucho más claro procede de los animales exóticos que han sido introducidos directa o de manera accidental por los humanos. Las especies introducidas de plantas, invertebrados y vertebrados, como las ratas, gatos y perros en muchas islas, los chivos en Hawai, los conejos y camellos en Australia, han sido los causantes de la extinción de muchísimas especies animales en esos ambientes. Estas especies han producido extinciones al actuar directamente como predadores de los animales locales o de sus huevos, o al depredar plantas alimentarias claves para la nutrición de esos animales locales, o al ser útil como transmisoras de parásitos y enfermedades.

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